Hablando desde el punto de vista de mi juventud, o adultez temprana, según lo queramos mirar me siento valiente para realizar una pequeña crítica de la sociedad que me encuentro a mi alrededor. No pretendo realizar una crítica destructiva de la sociedad en la que vivimos, pero hay ciertos aspectos que no caben en mi entendimiento y hay cosas que continuamente me planteo. Así que te invito a que continúes leyendo y me digas ¿qué opinas tú?
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El paso de los años nos ha ido convirtiendo en personas sedentarias y pasivas, que ven la vida pasar a través de una pantalla, y en personas consumidoras de una publicidad que nos hace adictos y adictas a la comida rápida, la ropa en excesos y a tener todo aquello que tiene mi influencer favorito. Últimamente nos preocupamos de más por organizar a nuestros pequeños y pequeñas a través de una agenda, repleta de actividad: extraescolares, deportes, inglés, musica... y quizá y nos hayamos olvidado de educar una parte importante de lo que será nuestra vida adulta, la educación en valores.
No considero que el paso del tiempo nos haya hecho peores personas, ni que los años anteriores fueran mucho mejores simplemente por ser en los que yo me crié, pero debemos hacer una reflexión detenida y pensar ¿En que nos estamos equivocando?
Las evolución de las tecnologías ha hecho que esta se más accesible para todas las personas, ahora hay más cosas con las que jugar, PSP, Nintendos y Smartphones que han sustituido a los puzzles, las pelotas y las casitas a las que todos y todas hemos jugado incansablemente en nuestra tierna niñez. Hay que ser conscientes de que estas tecnologías son realmente indispensables en este momento, algo que en mitad de la crisis que estamos viviendo queda más que claro y obvio. Pero, ¿somos conscientes del arma que le damos a los niños cada vez que le regalamos un aparato de estas características?
Este consumismo desbordado y ese querer crecer antes de tiempo conlleva a que los y las pequeñas se maltraten, insulten y ridiculicen entre ellos, acosando a aquellos y aquellas que son más débiles. Y es que las estadísticas asustan, cada día disminuye la edad en la que los y las menores consumen alcohol, tabaco y drogas; cada vez más temprano aparece el conocido absentismos escolar; y cada vez aparecen más casos precoces de violencia de género en relaciones adolescentes. Quizá esto ocurra porque los niños y las niñas de hoy día estén especialmente preocupados por ser mayores antes de tiempo. Hay que ser conscientes de que a cada edad le pertenece un momento y esos momentos hay que disfrutarlos al máximo.
Así que pequeño/a, disfruta; disfruta mucho de tus hermanos o hermanas, y los juegos entre ambos; disfruta del maravilloso sabor del caramelo que te da tu abuelo cada vez que te ve, o de los dulces que cocina tu abuela para la merienda; disfruta de los juguetes, disfruta de las explosiones del Peta-Zeta y del sabor a Grefusito; disfruta todo cuanto puedas, porque ese sabor jamás volverá.
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